domingo, 12 de abril de 2009

Apunte sobre Cultura para alumnos de sociología del arte

IFDAC ‘Mario A. Crulcich’
Sociología del Arte – 2009/2012



Apunte de cátedra: Cultura y Arte


La sociología de la cultura es una parte de la sociología que tiene como objetivo primordial estudiar la producción, reproducción, circulación y consumo de los bienes culturales (entre los cuales ubicamos a los artísticos, pero no sólo a ellos) en la sociedad a través de intereses y métodos que son propios del ámbito sociológico en tanto estudio sistemático de la realidad social.
Ese objetivo de la sociología de la cultura podría caracterizarse como el interés por investigar, activa y abiertamente, acerca de las relaciones posibles y demostrables entre comunicación, lenguaje y arte como procesos sociales transmitidos y asumidos, modificados y modificables sobre la base de determinadas condiciones.
Sin embargo, aquí nos detendremos a considerar brevemente el concepto de cultura, su evolución en el tiempo y las pautas que su análisis nos brinda para entender nuestra cultura actual.


Evolución del concepto de cultura

Inicialmente se entendía por cultura al proceso de cultivo de la mente, un concepto que actualmente permanece en el uso vulgar y que da origen a afirmaciones del tipo: “x es un hombre culto”, en el sentido de alguien cultivado, ilustrado, en contacto con el saber y el arte.

Hacia fines del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, el concepto de cultura se modifica sustancialmente.
En primer término porque surge, sobre todo de la mano de la antropología, la idea de una configuración o generalización del concepto del ‘espíritu’ que conformaba ‘todo un modo de vida’ de un pueblo en particular. Por eso ya no hay una cultura sino varias: culturas, como “formas de vida completa y diferenciada”. Esta posición se origina en una concepción idealista que supone la existencia de un espíritu humano conformador que abarca toda la gama de actividades sociales posibles.
En segundo término, en la segunda mitad del siglo XIX y por influencia del marxismo, surge un concepto materialista de cultura: el de ‘cultura vivida’. Es decir, el de una cultura que está primariamente determinada por otros procesos y estructuras sociales (políticos y/o económicos, sobre todo) que conforman un ‘orden social global’ dentro del cual una cultura identificable por sus estilos artísticos y formas de trabajo intelectual es el producto directo o indirecto de aquellas condiciones.
Hacia la segunda mitad del siglo XX, se logra construir un concepto de cultura que resulta una variante del materialista pero también incluye elementos propios de la posición idealista. Dice entonces este concepto que la cultura supone a la vez un orden constituyente (materialista) y constituido (idealista). Es decir, las prácticas y producciones culturales no se generan en el vacío sino en un orden social global que las condiciona, las ‘constituye’, pero dentro de esas condiciones, el espíritu humano las crea y recrea. Hay entonces un plano objetivo y un plano subjetivo que confluyen. Tenemos así que “el hombre es construido socialmente y lo social es construido por el hombre” en un proceso dialéctico.
Decimos entonces, con Williams, que “la cultura es el sistema significante (una matriz que inviste de sentido a nuestras prácticas culturales) a través del cual necesariamente un orden social se comunica, se reproduce, se experimenta y se investiga”. Todas nuestras prácticas se producen desde la base de esquemas interpretativos, cognoscitivos, perceptivos y valorativos que son más o menos compartidos por una comunidad en un momento histórico dado. Al actualizar esos esquemas, nuestras prácticas reconstituyen el sistema.

El arte

Las prácticas culturales incluyen a las filosóficas, las científicas y las artísticas, entre otras. La Sociología del Arte se plantea problemas específicamente sociológicos relativos al arte que responden a preguntas tales como: “¿Por qué una pintura es mejor que otra? ¿Quién fija cuánto cuesta un cuadro? ¿Por qué se conservan determinadas obras en los museos? ¿Cómo llega el arte a ser un problema de Estado?” (A. Giunta; 2008) y ¿Qué sectores de la sociedad son los que consumen arte? O ¿Cómo circula, si circula, el arte en la sociedad en un momento determinado y en una determinada cultura?. Actualmente, la sociología del arte plantea, como problemáticas propias, a la producción y reproducción, la circulación y el consumo de las obras de arte en la sociedad.
Dice Giunta que “la sociología del arte (…) busca poner en correlación las obras y el medio en el que se producen, a fin de establecer interpretaciones que permitan comprender el funcionamiento de la relación entre el arte y la sociedad” (pág. 1 y 5)


Dado que, como dijimos, la cultura es la matriz significante o fuente de sentido de las prácticas, los cambios culturales y artísticos – también los sociales en general – se han ido dando de diferentes formas, orientadas más o menos hacia la producción o la reproducción:

-Las formas de cambio en la producción cultural son anacrónicas o arcaicas cuando persisten en el tiempo, se reproducen, pero han perdido sentido para los que comparten una determinada cultura. Decimos que se han ido vaciando de sentido. Son formas que reproducen una etapa determinada de cultura, ubicable en alguna etapa pasada.

-Son formas residuales aquellas que persisten pero son accesibles y significativas para la gente. También reproducen, aunque normalmente son resignificadas por los sujetos. Son las que más fácilmente absorben los sectores dominantes.

-Justamente Williams denomina formas dominantes a la producción alineada con las relaciones estructurales de producción imperantes en una época. Son las que más se relacionan con el consumo masivo, de tendencia conservadora y por lo tanto también ligadas a la reproducción.

-Son, en cambio formas emergentes del cambio aquellas prácticas nuevas que en general perturban el orden dominante. Pueden o no ser absorbidas por el sistema hegemónico. Si lo son, se las llama formas innovadoras, pero si persisten por fuera del sistema y de alguna manera lo socavan, se las llama alternativas.


Campo del arte


Dice Néstor García Canclini que hombre y sociedad tienen una “integración originaria”. Las personas somos, así, “la sombra, a veces inexacta, de estructuras que lo preceden”, en un todo de acuerdo con el marco analítico que nos ofrece Pierre Bourdieu. A partir de esta idea, la Sociología permite decirle a artistas, teóricos e historiadores que es preciso reconocer las condiciones que derivan de la producción, la circulación y el consumo de los bienes artísticos en la sociedad, como parte de la producción simbólica. Una producción simbólica que implica la producción de las representaciones, el imaginario y el sentido de las prácticas de producción y reproducción, de circulación y de consumo.
El campo del arte es un campo de luchas, del que se derivan problemas. No es menor el problema de que si bien el artista inicia el sentido, no lo hace en el vacío. El artista produce. Esa obra producida por el artista es mediada por diversos agentes (galeristas, jueces de concurso, autoridades políticas, medios de comunicación, docentes de arte e historia del arte, etc.) hasta llegar al consumidor, cuya práctica es de re-producción, recreación a través de la cual completa, interpreta y resignifica la obra.
¿Qué nos puede aportar la Sociología en este marco?
Nos permite entender las relaciones del arte entre clases/posiciones
Nos permite analizar cómo operan los condicionamientos económicos, políticos, sociales, culturales en la producción, circulación y consumo de los bienes artísticos
Nos permite observar cómo operan los condicionamientos ideológicos, el imaginario, en las tres etapas: producción, circulación y consumo
Nos permite entender cómo están constituidos los esquemas de percepción y valoración, la sensibilidad, los mecanismos de legitimación (los hábitus) en un lugar y tiempo determinados.

Muchos de los problemas que aborda la sociología tienen trascendencia política, por ejemplo cuando uno se plantea que es necesario lograr que el arte llegue a más personas, lo pretende socializar.
En cualquier caso, mucho de lo político, lo económico y lo cultural que vimos en los campos se juega cuando uno se plantea cuestiones tales como: cómo se organiza el mercado artístico; cómo se distribuye socialmente el gusto; cuál es el nivel educacional y la posición de los públicos habituales del arte; la histórica relación de dependencia que existe entre el arte argentino y el europeo y norteamericano y su correlato en relación al arte de las provincias y el arte porteño; las polémicas sobre qué es y qué no es arte en un lugar y momento dados; quién dice qué es arte; la correlación entre arte de elite, arte popular y de masas según las clases.

El libro de García Canclini relata un trabajo de investigación típico de la sociología realizado por él y su equipo respecto de la correlación entre el desarrollo socio-económico y las vanguardias artísticas en la Argentina entre las décadas del 60 y 70 del siglo pasado.
La hipótesis del autor es que existe una correlación orgánica entre el desarrollismo como posicionamiento económico y la ideología estética de las vanguardias, entre el desarrollo industrial y la creación de mejores condiciones materiales y culturales para la experimentación artística.
Parte de pensar que los avances y contradicciones de la práctica artística no se explican sólo por su movimiento interno y que el conocimiento de la superestructura artística puede contribuir al entendimiento de la base socioeconómica de las estrategias de cada clase.
Para lograr probar su hipótesis, focaliza la relación entre el proceso artístico (autor/obra/intermediarios/público, es decir producción, circulación y consumo) y la sociedad.
La conclusión a la que arriba es que: lo que se modifica con las vanguardias artísticas no es básicamente el estilo de las obras, sino las relaciones entre artistas, obras, intermediarios y públicos y de todos ellos con la estructura social.



Bibliografía consultada para elaborar el apunte:
Altamirano, Carlos (Dir.) (2008): ‘Términos críticos de Sociología de la Cultura’. Edit. Paidós, Buenos Aires.
Bauman, Zygmunt (2003): ‘Cada vez vemos más maldad y podemos hacer menos por detenerla’ en lavaca.org. ‘Notas’. España.
García Canclini, Néstor (2005) ‘La producción simbólica. Teoría y Método en Sociología del arte’. Bs. As.; Edit.Siglo XXI. (primera edición 1979)
Habermas, Jürgen: Epílogo a Simmel. Op. Cit.
Hauser, Arnold (1975) ‘Fundamentos de la sociología del arte’. Ap. 2 y 3. Edit. Guadarrama. Madrid,
Simmel, George (1988): ‘El concepto y la tragedia de la cultura’ en ‘Sobre la aventura. Ensayos filosóficos’. Edic. Península. Barcelona.
Williams, Raymond (1981): ‘Cultura. Sociología de la comunicación y del arte’. Cap. 1 ‘Hacia una sociología de la cultura’ y pág. 176/191. Paidós comunicación. Barcelona.

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