miércoles, 28 de octubre de 2009

Informe Gallup sobre los medios y los argentinos (gentileza FOPEA)

Dos observaciones previas al informe:
1.- Se ha considerado a 'internet' como algo que no es: un medio de comunicación. Es una red que permite acceder a medios, por lo cual medir su confiabilidad en general es muy relativo.
2.- El informe muestra que la situación no mejora en la Argentina: cuanto más baja el nivel educativo y socioeconómico, más crece la credibilidad de la TV.


Informe de prensa TNS Gallup
“Los argentinos y los medios de comunicación”




Informe de prensa TNS Gallup

“Los argentinos y los medios de comunicación”

Síntesis del estudio

TNS Gallup realizó un estudio para conocer la opinión de los argentinos sobre los medios de comunicación a nivel nacional mediante 1000 entrevistas personales y domiciliarias. El sondeo tuvo lugar a fines del mes de septiembre de 2009. Los resultados muestran que:

• El 70% de los argentinos afirma que la televisión es el principal medio de comunicación para informarse de lo que pasa en el país.

• Alrededor de un tercio de los argentinos tienen poca confianza en la objetividad de los medios de comunicación. Contrariamente, 6 de cada 10 argentinos tienen mucha o bastante confianza en la radio y la televisión y 5 de cada 10 en la prensa escrita. Casi la mitad de la población no sabe evaluar a Internet y entre quienes la evalúan, 3 de cada 10 opinan que sus noticias no son confiables, y 2 de cada 10 que sí lo son.

• En relación a los efectos que tendría la nueva ley de medios sobre la calidad de la información, las opiniones de los argentinos están divididas: el 30% afirma que la información empeorará, el 25% sostiene que mejorará, y un 21% opina no tendrá ningún efecto.



ANALISIS DE LOS RESULTADOS

La televisión es el medio de información considerado más importante para enterarse sobre lo que pasa en la Argentina

Se preguntó a los entrevistados cual era el medio de información más importante para enterarse de lo que sucedía en el país. Ante este requerimiento, el 70% se inclinó por la televisión. En menor medida un 15% mencionó a la radio, el 7% a los diarios y un 4% a Internet .

Al analizar la información obtenida a través de los distintos grupos sociodemográficos, se puede apreciar en primer lugar que la televisión es el principal medio elegido por la mayoría de los entrevistados en todos los segmentos sociodemográficos. La proporción de quienes eligen a la televisión aumenta en el interior del país y en GBA respecto a la Capital Federal (74%, 69%, y 51% respectivamente). A su vez se incrementa entre los primarios (75% vs. 55% de los universitarios) y a menor nivel socioeconómico (80% en la clase baja vs. 52% en la clase alta). Por otra parte, la radio es mencionada en segundo lugar en la mayoría de los segmentos. La excepción se da en la clase alta donde Internet adquiere mayor preponderancia y en la Capital Federal donde los diarios obtienen un guarismo similar a la radio.


Alrededor de un tercio de los argentinos tienen poca confianza en la objetividad de los medios de comunicación

Al preguntar a los argentinos sobre la objetividad e imparcialidad que perciben en los medios de comunicación al informar las noticias, 6 de cada 10 afirman que tienen mucha o bastante confianza en la radio y la televisión. En menor medida, 3 de cada 10 tienen poca o ninguna confianza en la radio (28% poca y 5% ninguna), y 4 de cada 10 en la televisión (32% poca y 5% ninguna). En relación a los medios escritos el 45% tiene mucha o bastante confianza, mientras que los críticos son el 40% (32% poca confianza y 7% ninguna). Finalmente respecto a Internet, casi la mitad (48%) no sabe evaluar a este medio en relación a la objetividad de sus noticias, en el resto las opiniones están algo divididas: un 30% tienen poca o ninguna confianza, mientras que el 22% posee mucha o bastante.


El análisis de los distintos segmentos sociodemográficos, muestra que la confianza hacia la televisión aumenta a menor nivel educativo (65% en el nivel primario vs. 46% en el nivel superior) y socioeconómico (64% en la clase baja vs. 55% en la clase alta), así como también en GBA (66% vs. 58% en el interior y 48% Capital Federal). Por el contrario, en el caso de la prensa escrita, el nivel de confianza aumenta a mayor nivel educativo (51% en el nivel superior, vs. 42% en el nivel primario), y socioeconómico (56% en la clase alta vs. 36% en la clase baja), y en el AMBA (5 de cada 10 vs. 4 de cada 10 en el interior del país). En relación a Internet, las opiniones favorables aumentan a menor edad de los entrevistados (35% entre 18 a 24 años vs. 9% entre quienes tienen más de 65 años), y como en el caso de la prensa escrita, también aumenta a mayor nivel educativo (41% en el nivel superior vs. 12% en el nivel primario) y socioeconómico (55% en la clase alta vs. 11% en la clase baja). Finalmente respecto a la radio no se registran diferencias significativas en los distintos estratos poblacionales.


Hay opiniones divididas respecto de los efectos que tendría la nueva ley de medios

TNS Gallup también consultó a los argentinos sobre cuál consideraban que podría ser el efecto sobre la calidad de la información de aplicarse la nueva ley de radiodifusión. Ante esta pregunta se registran opiniones divididas: el 30% considera que empeorará la calidad de la información, el 25% que la mejorará, mientras que el 21% dice que no tendrá ningún efecto. Cabe también mencionar que otro 24% no sabe responder a esta pregunta.


Analizando las opiniones entre los distintos grupos sociodemográficos se detectan opiniones divididas en todos los segmentos, creciendo las opiniones desfavorables sobre la ley a mayor nivel educativo (42% entre los universitarios vs. 25% en los primarios) y socioeconómico (38% en la clase alta y media alta vs. 22% en la clase baja).


Para mayor información

Constanza Cilley
Directora de Investigación
constanza.cilley@tns-gallup.com.ar
4891-6400
15-3-199-3890 Ricardo Hermelo
Director de Opinión Pública
ricardo.hermelo@tns-gallup.com.ar
4891-6400
15-5-423-0369

FICHA TÉCNICA DEL ESTUDIO

Cobertura: Nacional. Universo: Población argentina adulta (18 años o más). Tamaño Muestral: 1000 casos. Margen Error:  4.2% para los totales, con un nivel de confianza del 95%. Método Muestral: Probabilístico, polietápico, estratificado con cuotas de sexo y edad en el hogar. Técnica de Recolección: Entrevistas personales domiciliarias. Fecha de Campo: 24 al 30 de septiembre de 2009


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El Kantar Group es una de las redes de investigación, insights y consultoría más grandes del mundo. Al unir diversos talentos de más de 20 empresas especialistas – incluyendo la recientemente adquirida TNS – el grupo pretende convertirse en el proveedor preeminente de insights reveladores y accionables para la comunidad comercial global. Sus 26,500 empleados trabajan en más de 80 países y en todo el espectro de las disciplinas de la investigación y la consultoría, dando la oportunidad al grupo de ofrecer insights del negocio de los clientes en cada uno de las etapas del ciclo de consumo. Los servicios del grupo son utilizados por más de la mitad de las 500 empresas citadas en el Fortune Top. El Kantar Grupo es una subsidiaria de WPP Group plc. Para más información, por favor visitar www.kantargrouptns.com

Para ver el informe completo con los gráficos, consultar página de FOPEA.

lunes, 26 de octubre de 2009

Apunte Nº5 para Teorías de la Comunicación: Medios - Industrias Culturales y Mediaciones

ISFDyT ‘Alberto Mario Crulcich’ - ISFT ‘Otto Krause’
La Rioja, octubre de 2009
Lic. y Mag. María Rosa Di Santo


Apunte de cátedra Nº 5:

Medios de Comunicación y Principales
Aportes de las teorías sobre la recepción


Los Medios de comunicación, también llamados Medios Industriales de Comunicación Social (MICS,) pueden ser definidos simultáneamente de dos maneras:
1.- Como Industrias Culturales
2.- Como Mediaciones
El término ‘industrias culturales’ nació entre 1930/40 de los trabajos publicados por dos integrantes de la Escuela de Frankfurt, que darán origen a las llamadas ‘teorías críticas’. Sintéticamente se puede decir que para ambos autores, los medios, insertos en un sistema capitalista de producción y usando las lógicas de producción industrial y de rentabilidad, elaboran mercancías, productos en serie, predigeridos para evitar esfuerzos de recepción, que circulan y se consumen en el mercado como cualquier otra mercancía. Sin embargo, son industrias ‘culturales’ porque producen y reproducen cultura, ideologías, promueven cosmovisiones claves para mantener un determinado status quo (estado de cosas) que les resulta beneficioso.
Las llamadas ‘teorías críticas’ son prácticamente la contracara de los estudios administrativos y de muchas de las metodologías y enfoques utilizados por la corriente de la Mass Communication Research Clásica del Funcionalismo estructural (Modelo desarrollado en la Unidad Nº1 de Teorías de la Comunicación). Ambas continúan hasta nuestros días. Las primeras teorías críticas fueron la base de una corriente teórica y de investigación en América Latina que es una de las más importantes del mundo y fundamental para entender el proceso actual de comunicación.
Claramente, los orígenes de las teorías críticas se relacionan con el análisis marxista de la sociedad y la cultura. Parten de la idea de que la sociedad debe ser estudiada como un todo por la ciencia social. Como expresa uno de sus más conspicuos representantes, “los fines específicos de la teoría crítica son la organización de la vida en la que el destino de los individuos dependa no del azar y de la ciega necesidad de incontroladas relaciones económicas, sino de la programada realización de las posibilidades humanas” .
La teoría crítica fundante empieza a formularse en la década de 1920 en Alemania, en torno a la llamada ‘Escuela de Frankfurt’. Con la llegada del nazismo, sus mentores e ideólogos principales como Max Horkheimer y Theodor Adorno emigran y terminan radicándose en los Estados Unidos donde, en 1950, fundan el Institute of Social Research de Nueva York. Autores de peso en la filosofía y las ciencias sociales como Marcuse en los años 60 y Habermas en las últimas décadas del siglo XX, se insertan en la línea de Frankfurt.

La industria cultural

Tal vez la idea fuerza de la Escuela de Frankfurt sea ‘la industria cultural’, un concepto que hoy sigue vigente y es lanzado al ruedo de la discusión por Adorno y Horkheimer en el artículo ‘La Dialéctica del Iluminismo’, un texto comenzado en 1942 y publicado cinco años después .
Los autores inicialmente hablaban de la ‘cultura de masas’, pero sustituyeron ese nombre por ‘industria cultural’ “para eliminar desde el principio la interpretación más corriente, es decir, que se trata de una cultura que surge espontáneamente de las propias masas, de una forma contemporánea de arte popular” explica Adorno (op.cit. p. 94). Por el contrario, los medios masivos son, para ‘La Dialéctica...’, verdaderos “sistemas”, funcionales a la lógica del sistema productivo general, que en pos de lograr la mayor eficacia posible de sus productos (las películas, los programas, la publicidad, los formatos periodísticos masivos, etc.) “determina el consumo y excluye todo lo que es nuevo, lo que se considera como un riesgo inútil” (op. cit. p. 95).
Silverstone resume las ideas desarrolladas en ‘La Dialéctica...’ de la siguiente forma:
“La industria cultural produce una cultura masiva, estandarizada y homogeneizada, en la cual el mercado, como un río de lava, consume a su paso todo lo que tiene valor. Los ciudadanos se convierten en consumidores. Cultura y entretenimiento se fusionan. La negación, la posibilidad de rechazar las seducciones de la cultura burguesa afirmativa se desvanece. Se clasifica a los consumidores y se les coloca un rótulo como se hace con las mercancías a fin de venderlas. Los medios y especialmente el nuevo medio que es la televisión (Adorno y Horkheimer escribieron originalmente sobre esta materia en 1944) suministran una corriente constante y de-diferenciadora de una programación repetitiva, predecible, presumida y superficial. Ya no es posible distinguir la vida real de su mediación en el cine o en la televisión. Todo es falso: el placer, la felicidad, el espectáculo, las risas, la sexualidad, la individualidad. La diversión se estructura de acuerdo con los ritmos que exige la industria. Y la publicidad es la prueba de tornasol, la fuente y al mismo tiempo el símbolo del triunfo de la industria cultural. Los avisos publicitarios ofrecen signos sin sentido dentro de una repetición (en cadena de montaje) de apariencia constante, apariencia sin la cual las mercancías y los objetos mismos carecen de sentido”.
Citando directamente a Adorno y Horkheimer, Silverstone rescata este párrafo: “Las reacciones más íntimas de los seres humanos han sido reificadas tan completamente que la sola idea de algo específico que les sea propio ahora persiste sólo como un mero concepto abstracto: la personalidad es apenas un poco más que tener unos dientes resplandecientemente blancos y estar libres de olores y emociones. El triunfo de los anuncios publicitarios en la industria de la cultura es que los consumidores se sientan impulsados a comprar y usar sus productos aunque adviertan cuál es el juego”

El receptor pasivo

Claramente, desde una visión apocalíptica y marcadamente elitista, la Escuela de Frankfurt propone una visión de lo que por entonces se llamaba ‘el hombre masa’, el hombre común, el receptor común de los medios masivos, al que convierten teóricamente (pues no investigan para corroborar su hipótesis) en un consumidor sin criterio de selección ni valoración, cuya única actividad es, justamente, consumir lo que se le ofrece, que en general es siempre ‘más de lo mismo’.
Adorno mantuvo en general esta posición pesimista, que luego será retomada por algunos autores ‘posmodernos’, como Jean Baudrillard, entre otros. En la década del 50, en plena Guerra Fría y desde los Estados Unidos, Adorno decía que “la mayoría de los espectáculos televisivos actuales apuntan a la producción, o al menos a la reproducción, de mucha mediocridad, de inercia intelectual, y de credulidad, que parecen armonizar con los credos totalitarios, aunque el explícito mensaje superficial de los espectáculos sea antitotalitario” (Wolf, op. cit. p. 101).
Sorprendentemente, esta idea de receptor pasivo que conciben Adorno y Horkheimer es coincidente con la que planteaba en Estados Unidos la Teoría de la Aguja Hipodérmica o de la Bala Mágica (1920). Y es el flanco más débil de ambas, como se fue comprobando con el tiempo y a través de diferentes enfoques teóricos y metodológicos, incluida la propia Mass Communication Research Clásica.

El receptor activo

Paul Lazarsfeld, tal vez el más importante de los representantes de los estudios sobre efectos a corto plazo, tomó en cuenta las observaciones de esta teoría crítica y avanzó en tal sentido, pero negando la posibilidad de que los medios sean conducidos por una suerte de poder oculto, incluso extraño a sí mismos, algo de naturaleza casi diabólica que intentara, a través de ellos, manipular a la gente. Y, asimismo, también negó y comprobó en sus estudios que la gente fuera una ‘masa’ susceptible de manipulación absoluta.
Es muy interesante considerar lo que Lazarsfeld dice en los años 40, en relación con la radio:
“La radio puede facilitar muchas tendencias a la centralización, la estandarización y la formación de las masas, tendencias que parecen prevalecer en nuestra sociedad. Pero entre las numerosas orientaciones alternativas que ya se configuran, muy pocas se deberán a una ‘oscilación de la balanza’. Serán más bien el resultado de poderosas fuerzas sociales que en las próximas décadas influenciarán la radio mucho más de lo que ésta las influya. Es cierto que las innovaciones tecnológicas tienen una tendencia intrínseca a generar transformación social. Pero por lo que se refiere a la radio, todos los elementos manifiestan la improbabilidad del hecho de que vaya a tener, en sí misma, profundas consecuencias sociales en el próximo futuro. La comunicación radiofónica en América actualmente está hecha para vender mercancías, y gran parte de los restantes posibles efectos de la radio se hallan sumergidos en un mecanismo social que enfatiza al máximo el efecto comercial. No hay tendencias siniestras operantes en el medio radiofónico: lo hace todo él solo. Un programa tiene que entretener al público y por lo tanto evita cualquier cosa que pueda suscitar críticas sociales; un programa no debe apartar a los oyentes y por tanto alimenta los prejuicios del público; evita todo lo especializado para garantizar una ‘audience’ lo más amplia posible; a fin de agradar a todos, procura evitar temas controvertidos. Añádase a ello la pesadilla de todos los productores radiofónicos, es decir, que el oyente puede sintonizar cuando quiera otra emisora de la competencia, y se tendrá la imagen de la radio como de una prodigiosa innovación conservadora sobre todas las cuestiones sociales. Si en 1500 d.C. se hubiese hecho un estudio sobre las consecuencias sociales de la prensa, difícilmente habría podido prever todos los cambios que hoy atribuimos a su invención. En el marco de las condiciones sociales de aquella época, ni siquiera el análisis más exhaustivo del nuevo medio de comunicación habría podido conducir a previsiones útiles. La importancia asumida por la prensa se debe en gran medida a la Reforma y a las grandes revoluciones occidentales de los siglos XVI y XVII.
De la misma manera, no podemos saber qué significará la radio en un futuro, porque no podemos prever qué desarrollos significativos son inminentes. De lo único que podemos estar seguros es de que la radio por sí sola no modelará el futuro. Lo que nosotros, gente de hoy y de mañana, hagamos de nuestro sistema social es lo que definirá históricamente el papel de la radio”
Las teorías sobre efectos de los medios a corto plazo, a nivel individual y en situación de campaña (tanto de propaganda como publicitarias) llevadas a cabo por los funcionalistas arrojaron los siguientes resultados: Los medios no son omnipotentes. El principal efecto que producen es el refuerzo de lo que la gente ya cree u opina, y cuando actúan a favor de la conversión (el cambio de posición u opinión) es porque el contexto y los factores intermediarios (tales como los grupos de pertenencia y referencia, sus propias normas, los líderes de opinión, los mecanismos de exposición, percepción y retención selectivas de los receptores, etc.) están también actuando a favor del cambio.
Desde 1960 en adelante, y con otras técnicas de investigación, más cualitativas, en profundidad, en el tiempo, los estudios sobre los efectos de los medios a largo plazo van a determinar, hasta ahora y entre otras cosas muy importantes, que los MICS forman parte de la cultura en que nos formamos y son agentes que ‘nos cultivan’ como nuestras familias, la escuela, las instituciones en general. Es decir que sí existen efectos a largo plazo de los medios sobre los receptores en ese ecosistema mediático en el cual vivimos.
Pero básica y sintéticamente, lo que importa aquí destacar es que, desde que se comenzaron a hacer investigaciones en comunicación, se pudo comprobar que el Receptor es ACTIVO porque PRODUCE SENTIDO dentro de determinadas condiciones externas e internalizadas (posición de clase en el espacio social, volumen y estructura de sus capitales, trayectorias y habitus de clase)

Mediaciones

Dijimos también, con Barbero , que los MICS son mediaciones, es decir, “espacios de articulación del sentido”. No son las únicas mediaciones, pero sí son muy importantes para entender la realidad porque articulan el sentido del orden social (a nivel macro), desde una posición dominante. Es a través de las mediaciones de los MICS como conocemos mucho de lo que pasa a nivel social, a excepción de los hechos y procesos que nos rodean de manera directa. Y los MICS, como vimos cuando hablamos de industrias culturales, responden básicamente a lógicas económicas o políticas que tienden a sostener o impulsar un determinado estado de situación desde una posición de privilegio, si se la compara con la mayoría de los receptores.

Servicio y gestión

En Argentina, y hasta la sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, los medios de comunicación podían responder a dos modos de gestión :
- Pública (medios estatales: nacional, provincial, municipal)
- Privada (empresas con fines de lucro)
Desde la sanción de la nueva Ley y cuando ésta se implemente de manera efectiva, un tercio de las frecuencias podrá estar legalmente (porque ya existían, pero bajo excepciones a la ley o actuando de manera irregular) en manos de organizaciones intermedias, que no son estatales pero tampoco tienen fines de lucro, como fundaciones, universidades, cooperativas, ONG, etc.
Ahora bien, cualquiera sea su forma de gestión, siempre se trata de administrar un servicio público que está basado en el derecho constitucional a la información. Es decir, se trata de brindar un servicio para coadyuvar a que “todos los habitantes…” de la República Argentina (art. 14 de la CN) puedan ejercer el derecho a la información. Este derecho implica la expresión sin censura previa, pero también el derecho a producir y recibir información, opiniones, a investigar los temas de interés público y a poder fortalecer el ejercicio de la ciudadanía de manera activa. Es decir, es un derecho universal y humano que abarca tanto a los emisores como a los receptores.