domingo, 26 de mayo de 2019

La República PRO o el esperpento argentino




Por María Rosa Di Santo

Es linda la palabra esperpento. Dicha en voz alta suena divertida.  La pe golpea dos veces para cerrar brevemente con un toque que licúa las ansiedades que despierta el es inicial. 

Lo feo, desaliñado, de apariencia ridícula o grotesca del lenguaje vulgar de principios del siglo XX, en los años 60 devino en un género literario creado por Ramón de Valle Inclán que se caracteriza "por la presentación de una realidad deformada y grotesca y la degradación de los valores consagrados a una situación ridícula", según se lee en cualquier diccionario.

Me acordé del esperpento cuando hace unos días escuchaba por la radio que en un programa televisivo de preguntas y respuestas destinado a gente que quiere ser millonaria participó una investigadora jefa del Conicet dedicada a buscar curas contra el cáncer.  Como el macrismo decidió que era mejor desfinanciar la ciencia que dejar de favorecer a sus amigos, la mujer participó en el programa para sostener a sus becarios -científicos en formación- y comprar lo que les hacía falta para seguir trabajando en beneficio de todos. Y el conductor,  tan moro él,  endulzaba esta señal del grotesco argentino pro tal vez para convertirlo en una anécdota curiosa de la debacle general. https://telefenoticias.com.ar/espectaculos/es-cientifica-del-conicet-y-gano-500-mil-pesos-en-quien-quiere-ser-millonario-para-recaudar-fondos/ Aunque, cierto es, si un programa de la inefable TV nacional de buen rating no hubiera seleccionado el caso,  la mayoría seguiría pensando que los tratamientos surgen de brote o caen como lluvia cada tanto.

Y mientras tanto, el 'gran' diario argentino publicaba la versión de Ciencia y Técnica diciendo que no es que ajustaron el área a lo Bolsonaro sino que al presupuesto se lo comió la inflación y la devaluación del peso, más las demoras en cumplir con las remesas. O sea, no les hizo falta ajustar. Lo hizo el mercado... https://www.clarin.com/sociedad/cientifica-dijo-necesito-concursar-tv-bancar-laboratorio-conicet-respondio_0_2CsFgSnl0.html

La semana pasada casi se me atraganta una tostada cuando escucho al inefable líder del PRO negar el objetivo cumplido del acceso igualitario a las TIC que logró el plan Conectar Igualdad (porque convengamos que haber apostado, como en La Rioja, a la revolución educativa computadoras mediante era otro verso), al explicar por qué su gobierno dejó de entregar notebooks al sistema educativo y compararlo con un asado sin parrilla. Nada de interconectar escuelas o proveerles de energía eléctrica. No, directamente no más computadoras. https://www.pagina12.com.ar/195399-mauricio-macri-comparo-la-entrega-de-notebooks-de-conectar-i. Y mientras, Heidi Vidal – ‘la’ carta pro – asentía con cara angelical a su lado…

Un líder que, como tantos, ya no escucha ni a propios ni a ajenos y quiere reelegirse para hacer… lo mismo pero más rápido en los próximos 4 años. https://www.cronista.com/economiapolitica/Macri-Si-ganamos-iremos-en-la-misma-direccion-pero-lo-mas-rapido-posible-20190326-0066.html

Y así podría uno seguir indefinidamente, dando cuenta de las sucesivas imbecilidades que emite un tipo… ¡que cree estar haciendo todo bien!

Sin lugar a dudas el tilingo que nos gobierna es uno de los ejemplares más acabados del esperpento argentino. Y como mal de muchos, consuelo de tontos, me niego a pensar piadosamente que lo que estamos viviendo aquí se repite con Trump y Bolsonaro en Estados Unidos y Brasil.

La ciencia sostenida por los concursos televisivos; la educación sin acceso a tecnología básica y con docentes mal pagos porque, para qué, si no hay trabajo para ofrecerle a nadie;  y los gobernantes rifando todos los días reservas y deuda (equivalente casi a un PBI), para mantener un dólar no tan bajo como para que la soja transgénica no se venda, ni tan alto como para mantener la inflación 'controlada' en un 4 por ciento... ¡mensual! Más de lo que otro país latinoamericano, como Chile, tiene en un año…

Deformación grotesca de la realidad y subversión de valores. República Argentina 2019, versión PRO del modelo extractivo al que no le interesa agregarle ningún valor a la producción de materias primas, razón por la cual la educación, el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la cultura resultan banales. Pero pro ¿qué? ¿Pro colonización,  pro subdesarrollo, pro país bananero, pro buena vida para pocos, pro expoliación de todos los bienes? 

Y nosotros votamos esto. Incluso cuando, como yo, nos negamos a optar en aquel balotaje de 2015, por entender que era una trampa de un sistema viciado. Claramente no votar o votar en blanco fue también un acto electoral, pero también es claro que sólo una trampa estructural enfrenta como alternativas a un inútil continuista que ni siquiera era bien visto por su gran electora y otro inútil que confiaba en los de su clase para poner al país en la senda neoliberal del crecimiento económico.

Frente a campañas y operaciones de prensa, noticias falsas, deformaciones caricaturescas, no hay nada que creer en el discurso público del esperpento argentino. Lo único cierto es el dato puro y duro que nos ofrece a la mayoría la realidad día tras día: nuestros pesos – cuando hay - valen cada vez menos; los intereses de las deudas nos carcomen las tripas; no podemos comprar los remedios que necesitamos, mientras dosificamos las consultas médicas; si hay auto no podemos cargarle nafta y si dependemos del transporte público tenemos que ir midiendo las salidas y optando por las saludables caminatas; y rogar para que tanto el frío como el calor no sean excesivos, porque no hay manera de pagar los tarifazos. Y mientras tanto en la calle la cana te tira a matar… o te asesinan dos tarados que salieron a hacer tiro al blanco móvil de manera azarosa y que no eran parte de alguna mafia, sino tarados nomás.

El esperpento argentino de 2019 se caracteriza porque nadie te aplica un ajuste. En el paroxismo liberal, cada uno hace su propio ajuste. Es como la libertad de expresión. Nunca hubo tanta, solo que cada vez hay menos pluralismo en los medios para ejercerla y a nivel de redes es tanta, que resulta inabarcable.

¿Qué nos queda? Esperar al 10 de diciembre, jugar al loto o al quiniseis para ver si un golpe de suerte para la caída sin red de millones de personas, rezar quizás para que alguna fuerza sobrenatural ilumine la mano de cada votante en agosto, octubre y noviembre próximos. Y mientras tanto seguir así, pasmados, sin siquiera ganas de escuchar prácticamente a nadie – y menos aún si gritan de uno u otro lado de la ‘grieta’ -, un poco abrumados por el nivel superlativo del grotesco que hemos sabido conseguir…

O más bien mirar críticamente esa imagen risueña de la decadente sociedad que hoy somos, devuelta por el espejo cóncavo. Entre otras cosas, porque en la esfera pública no hay nada por lo que sonreír. Como decía del Valle Inclán: "Las imágenes más bellas, en un espejo cóncavo, son absurdas. Deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España".


La Rioja, 26 de mayo de 2019


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