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Falleció hoy el Profesor Alberto Mario Crulcich. Un hombre digno. Un EDUCADOR. No es porque sí o por un designio de las autoridades que el Instituto de Formación Docente y Técnica de La Rioja lleva su nombre. Lo lleva porque lo merece. Lo mereció en vida, todos estos años, aunque él mismo decía - y yo lo comprendía - que ese homenaje de la comunidad educativa era un peso muy grande para sobrellevar. Siempre es un peso, para los responsables, sobrellevar a la institución desde lo humano.
En lo personal, me dediqué a la docencia por él. Ingresé al entonces Instituto Nacional de su mano, en 1992. El me hizo pensar que era posible y es en su ejemplo que me enfrento al desafío de ponerme frente a los alumnos y pensar que puedo enseñar algo.
He tenido la inmensa suerte de compartir con Crulcich varias instancias y varias luchas. He tomado examen con él. Lo he convocado para que me ayude. Siempre conté con su espléndida generosidad.
No sé cómo era como plástico ni me importa. Sé como era como maestro. Enseñaba aunque no quisiera hacerlo.
Mis más sinceros respetos. Es, como mi suegro Arturo Ortíz Sosa, el profe Orecchia y el fallecido amigo Ricardo Mercado Luna, los también fallecidos periodistas Armando Torralba (p) y el genial Matusalén (don Olmos Avila) de las mejores personas más grandes que yo que tuve la suerte de que La Rioja me brindara. Son las personas que me enseñaron con la misma actitud, con el mismo respeto. Son verdaderas autoridades, cada uno en lo suyo, y como personas.
Siento una profunda pena, aunque está y seguirá estando en su obra y en su actitud, en su humildad y en su espíritu de lucha.
Gracias Crulcich.
Me pongo de pie para aplaudirte, como hacíamos en cada acto al que vos ibas y te sentabas lejitos, como para pasar desapercibido.
1 comentario:
excelente y sentida despedida para un grande ...
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