sábado, 28 de marzo de 2015

La indefensión del ciudadano argentino:



Yo no soy ‘Gorozo’ (o como se llame) 


Por María Rosa Di Santo



Teléfono. Una voz femenina suena imperativa del otro lado diciendo al inquilino de un departamento de la ciudad de Buenos Aires que DEBE anotar los datos que le dará, importantes en un proceso de embargo. Larga conversación de sordos.
Veinte días después vuelve a sonar el teléfono. Una voz masculina que dice ser “secretario del juzgado X de la ciudad de Buenos Aires” pide con cierta amabilidad al interlocutor que anote los nombres de dos personas y sus matrículas, porque ellos irán al departamento en cuestión “mañana de 9 a 11 a embargar los bienes que hay dentro”.
-¿Y por qué los van a embargar?
-Porque hay un juicio contra una persona (el tal Gorozo) que firmó una declaración jurada ante el juez diciendo que ese es su domicilio. Este hombre contrajo una deuda con un banco que sabe a francés,  y ahora el Banco va a ejecutar contra todos los bienes muebles que encuentre dentro del departamento.
-Pero Gorozo no vive acá. Vive otra persona y sus bienes no tienen nada que ver.
-Pero los bienes muebles no tienen nombre y él dijo que vivía acá.
-Ok. Yo puedo entender que vengan a verificar quién vive, pero no que, haciéndolo y comprobando que no es la misma persona y que hay documentos y contratos de alquiler, embarguen lo mismo a alguien que no tiene nada que ver.
-Pero así ocurrirá. Y el inquilino actual podrá accionar judicialmente contra Gorozo.
-¡Pero si ni siquiera Uds. Saben dónde está! ¿Y por qué haríamos un juicio basado en el daño que la justicia comete?. ¡Es la justicia la que está cometiendo el daño para hacer luego otro juicio!
-Ud. Tendría que ver eso con un abogado.
-No tengo abogado. No tengo deudas. Pago para no tener estos problemas. Y no tengo nada que ver con Gorozo ni soy Gorozo. ¿Por qué tendría que pleitear contra él?
-Bueno, los oficiales de justicia irán mañana y se llevarán todos los muebles, desde una computadora hasta una mesa y las sillas. Todo. Esté allí con su abogado.
Más o menos así fue el diálogo con el supuesto secretario del supuesto juzgado. Luego hubo un diálogo irreproducible, gracias a que el supuesto funcionario judicial accedió a darnos el número de teléfono de los abogados del banco que suena francés, que no merece la pena. Básicamente el inquilino dijo que el accionar de la justicia y el acreedor respondía a una “lógica perversa” y  el abogado, típico porteñito ‘que se las sabe lungas’, le dijo al inquilino que era un ignorante.
El inquilino ignorante consultó a tres abogados a falta de uno. Dos de ellos hablaron a los abogados del banco. Los tres estaban igualmente azorados. Uno de ellos también terminó insultándolos por mafiosos y delincuentes. El otro ni siquiera pudo lograr que le digan en qué juzgado estaba la causa, cómo se puede identificar al expediente. Y los tres consideraron que es la justicia la que delinque, en este caso.
Al otro día, el inquilino esperaba el embargo de sus cosas tomando mate. Los funcionarios nunca vinieron. Nadie llamó. Nadie explicó nada. Tampoco se puede ir a la justicia a hacer un descargo, una aclaración, porque no se sabe en qué juzgado, sobre qué causa. Los propietarios están en la misma situación: no pueden hacer nada porque ni siquiera saben dónde hacerlo. Y mañana o pasado o cualquier día de estos capaz que los funcionarios judiciales deciden llegarse al departamento y llevarse las cosas de un inquilino inocente, así, como de sorpresa.
Lo cierto es que la palabra escrita del tal Garozo tiene un peso fundamental y todo lo demás no sirve. Y a un banco tan importante o a un juez no se le ocurrió ni por las tapas que podrían haber tomado la previsión de pedirle al Garozo una boleta de un servicio a su nombre, como hace hasta el kiosco del barrio para darte fiado. El tipo dice que vive aquí y desde aquí parece que sigue jodiendo gente con sus deudas. Y todo aquel que tenga la mala suerte de vivir donde hace más de diez años vivió Garozo, está obligado a conocerlo, a insultar su memoria, a buscarlo a través de una justicia que sale a la pesca y jode a más y más gente porque el tipo firmó una declaración jurada ante el juez.
Indefensión ciudadana.
Y sí. Si es cierto que la justicia está detrás de todo esto, estamos al garete. Si en nuestro país no hay justicia para los responsables de un atentado terrorista que cobró la vida de más de 80 personas. Si cuando un fiscal federal especial denuncia a la presidenta de la Nación y aparece muerto en su propia casa y después de dos meses no se sabe si se suicidó o lo mataron, pero se sabe con quién salía, qué tomaba, con quién tenía sexo y cuánto le afanaba a sus empleados de sus sueldos, entonces Gorozo es un winner.
Ahora bien, si no es la justicia y hay una mafia que, hablando en nombre de un Banco conocido, hace estos operativos no se sabe con qué propósito, porque ni siquiera los bienes del inquilino son tan valiosos, también estamos al garete y la ‘sensación’ de inseguridad es una realidad que puede cambiar tu vida, hacerte perder dinero que el inquilino carece porque si lo tuviera, seguro viviría en otro lado, para empezar. Pero si fueran delincuentes comunes, digamos, por llamarlos de alguna manera porque no tendrían el aparato del Estado detrás de ellos, ¿Van a avisar que te vendrán a robar?
Lo cierto es que el inquilino en cuestión NO ES GAROZO o como se llame el estafador y que la justicia, al actuar injustamente, provoca tres cosas: daño contra un inocente; que se incremente la industria del juicio y que haya una demanda constante de trabajo para los propios abogados.
Y como lo único que parece que importa es que podamos hacerle frente a estas mafias, los invito a:

  • -        Hacer algo cuando te llaman por teléfono diciéndote que buscan a tu propio Garozo, que dio tu dirección. No importa que no viva allí. No basta con decirlo. No importa si estás tranquilo porque no sos Garozo. Lo único que importa es tu Garozo y la deuda que le reclaman, a cualquier costo.
  • -        Contrata in eternum un servicio pre pago de abogados que puedan representarte a ti, pobre ignorante que no entiende los términos de la justicia.
  • -        Pon bajo protección tus pocos bienes, hasta las ollas, porque todo es caro. Si tienes que pagar una mudanza, hazlo y paga sus costes para que circulen durante 24 horas por la ciudad protegiendo tus camas.
  • -        No te busques problemas. Los problemas vienen hacia ti.
  • -        Y si encuentras a Garozo, comunícate conmigo o con los abogados del Banco que sabe a francés (pero no es el Francés) o lo hacemos circular por todas las redes para que todo el mundo, incluido alguien de la justicia, se anoticie de Garozo (o como se llame)
  • -        Disfrutar de nuestra Argentina bienamada.


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